Convención XVI – Sasaima 2019

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Historia

Después de dos años de espera y de reuniones realizadas por el “Comité Ejecutivo” de la Convención, buscando horas apropiadas para que Juan Daniel, al otro lado del mundo (Israel) no tuviera que madrugar tanto, y mientras Elsa Liliana lavaba platos, Helda manejaba, Gisela despedía a Daniel Felipe para dormir, Carlos Andrés y Santiago preparaban la comida, llegaba la tan esperada convención familiar. Por fin se materializaba el producto de varias reuniones virtuales en las que por un chat interno fotos de hoteles, diseños de camisetas, logos y programas, entre otros asuntos, iban y venían.

Era el 28 de julio de 2019, tomó todo un día completar la asistencia a la Convención; en el chat de “Primey´s” se evidenciaba, ya sea con fotos o con mensajes, el viaje por tierra desde Cali de las familias Grisales Manrique y Grisales Mueces, desde Bucaramanga de los Gómez Otero, Álvarez Pinto y Álvarez Franco, de Ocaña de los Otero Sánchez y de Bogotá de los Estévez Otero, en avión de los Torres Pinto y Pinto Madrigal y aunque no hubo fotos de otras familias viajeras, mensajes deseaban un feliz viaje y mostraban la proximidad y felicidad del futuro encuentro.

El Aeroparque el Dorado fue el punto de reunión de los asistentes que viven lejos de Bogotá. Las primeras en llegar fueron Diana e Isabella desde Cali, quienes buscaron el sitio perfecto, aunque un poco complicado de encontrar, para que una familia numerosa pudiera hablar, reír, almorzar y charlar sin problema. Luego llegaron Carlos Andrés, Santiago y Claudia desde Barranquilla, quienes se encontraron en la zona de equipaje con Yolanda que veía de Bucaramanga. Poco a poco se unieron Jairo, Alcira, Fernando, Inés, Efraín y Abigail que venían también de Bucaramanga; Jaime, Santiago, Juan Daniel e Ishmael, viajeros de Estados Unidos que habían llegado al país el día anterior y, por último, Paola, Eliana, Antonia y Camila provenientes desde Cali.

Sin darnos cuenta y para sorpresa de todos, junto a nosotros estaban sentados la familia de Esperanza Rey, anterior convencionista que viajaba a Estados Unidos con su familia. Esto sirvió para que los tíos se reencontraran con primos que hacía años no veían y que sus hijos no conocían. Fue tan impactante para Reinaldo Rey el hecho de que toda una familia se reuniera para compartir que envió un emotivo mensaje, el cual fue leído por Alcira para toda la familia posteriormente en la convención.

Fernando al ser el encargado del transporte Aeropuerto – Sasaima (sede de la Convención) coordinaba la salida del bus, y Cuando ya todos estábamos almorzados y listos para salir, se escuchó: “poseemos problemas, la cobijita preferida de Ishmael no está, no aparece!!!!”, la cobijita con que se duerme, la que si no está puede dañar una Convención!!!!, entonces todos procedimos a buscar la cobijita….. pero Juan Daniel, como padre preocupado pensó que se había quedado en el hotel en el que pasaron la noche cerca al aeropuerto. Corriendo, Juan Daniel tomó un taxi y se fue para allá a buscarla, mientras tanto, todos esperando la feliz noticia, pero para sorpresa, la cobijita no estaba en el hotel, la cobijita había sido muy bien guardada por el mismo Ishmael en un bolsillo de la maleta del que Juan Daniel no lo tenía como sitio posible para ser guardada; por fin, todos felices, especialmente Juan Daniel, quien muy seguramente veía noches en vela por culpa de una cobijita. Ahora si con todo solucionado, Fernando retomó su papel de coordinador de transporte y nos fuimos para Sasaima, era la 1:30 pm.

Mientras todo eso sucedía en el aeropuerto, en el hotel Amigos del Campo, lugar en el que llevaría a cabo la Convención, Gisela, coordinadora de la Convención, Elsa Liliana, Helda, Sofia, Silvia, María Gabriela, Gerardo, Daniel Felipe, Juan José y la más consentida, tierna y pequeña convencionista, Elisabet, llegaban para recibir las habitaciones, decorar cada cabaña con mensajes escritos en tiza en tableros decorados, colocar en las puertas de cada habitación con unos lindos corazones marcados con sus integrantes hechos por Helda con ayuda de Silvia y Elsa, colocar en cada cama los souvenires, unas toallas marcadas con el logo de la familia y decorar el salón de reuniones con una especie de atrapasueños con fotos de la familia. Más o menos a las 4 pm comenzamos a reunirnos en el hotel. Primero llegaron los que veían del aeropuerto, luego llegaron los viajeros que veían por tierra desde Cali, Bucaramanga y Ocaña, y por último llegaron los viajeros que venían de Bogotá y que por trabajo no pudieron llegar antes: Javier, Benjamín, Camilo, Erika y Keli. Esa tarde fue para entregar las habitaciones a los convencionistas, descansar del viaje y lo más importante, encontrarnos con la familia, hablar, reír, contar anécdotas del viaje, etc.

Día 1

La apertura oficial de la Convención debió postergase por el Partido de Colombia en la Copa América, el cual fue visto en pantalla gigante por los convencionistas presentes en la “Guacamaya”, comedor del hotel. Sin embargo, antes del partido se realizó una pequeña reunión informal en la fuente, parte central del hotel, que sirvió para presentar el Comité organizador, dar unas pequeñas instrucciones y entregar las camisetas amarillas y vinotinto, las cuales por primera vez fueron pensadas y elaboradas con el fin de transmitir estos mensajes: “Lo más importante en el mundo es mi familia” y “Usa el amor como un puente”. Después del partido, fuimos citados al salón de reuniones y allí se dio la apertura a la XVI Convención Familiar Pinto Jiménez llamada “Una Aventura al Corazón”. Allí Gisela, como coordinadora de la convención, dio la bienvenida a los convencionistas y presentó oficialmente al comité organizador, donde cada uno mencionó su labor: Helda María y Elsa Liliana: decoración, Claudia Juliana: alimentación, Jhon Alexander: Comunicaciones y Jenny: Tesorería; sin olvidar claro está, a Nani y a María Angélica, quienes trabajaron arduamente en comunicaciones y tesorería, respectivamente, y que no pudieron asistir esperando la llegada de nuevas integrantes a la familia “Emma Uribe Pinto” y quien para ese momento no sabíamos si tendríamos primo o prima y que muy emocionado el abuelo (Fernando) nos confirmó que sería una prima: “Melissa Téllez Pinto”. Posteriormente, John Alexander nos mostró videos en los que Elvira y Argemiro desde Cali; Iván, Claudia, Benni e Isabella desde Estados Unidos: Carlos Fernando desde Canadá; Nani y Mario desde Cali; Pachi, Claudia, Catalina y Diego desde Estados Unidos; Steven, María Angélica y Thepie desde Bucaramanga; Lina, Oscar y Alejandro desde Bucaramanga; y por último, Gerardo desde España, nos enviaron sus saludos desde la distancia.

Posteriormente, la primera generación hizo la presentación de los nuevos convencionistas de sus respectivas familias, es decir, aquellos familiares que nunca habían asistido o hacía muchos años no asistían a una convención familiar: Javier, Silvia, Elisabet, Carlos Andrés y Jheimy. Quizás el anuncio que más nos alegró y sorprendió esa noche fue cuando Lucía dijo “voy a ser abuela”, dando la bienvenida a nuevo integrante a la familia y a la convención, David y Jimena confirmaron que estaban esperando bebé. na vez finalizada la instalación procedimos a la presentación de la tuna, la cual estuvo muy bien vestida gracias a Silvia y a Sofía, quienes realizaron en tiempo record las capas para que la tuna se viera impecable. En ella estuvieron Jaime, Helda, Sofia, Elsa Liliana, Diana, Jeanny, Carlos Andrés, Fernando, Elsa, Lucía, José David, Jimena, Jhon Alexander, María Gabriela, Daniel Felipe, Antonia, Daniela, Benjamín, Carlitos, Alcira y Josué, quienes bailaron y cantaron canciones muy conocidas por todos: Corrido de Convención, Saludo de la Tuna, Beber Beber, Pio Pio, Pinto Jiménez Somos y Popurri. Quizás lo más llamativo de la tuna fue que toda la coreografía estuvo dispuesta para resaltar una persona: Elsa, quien muy “tiesa y muy maja” estuvo sentada en el centro para dar mayor espectacularidad y originalidad a la presentación.

Posterior a la presentación de la tuna, Josué con su acostumbrado sabor musical, nos deleitó con canciones bailables que prendieron la rumba. Poco a poco algunos convencionistas se fueron a dormir, pues había sido un día bastante pesado por el largo viaje realizado. De un momento a otro, la fiesta dio un giro “académico”, Jaime dio a los presentes unas clases de tango y bachata, destacándose como alumna estrella, Diana, quien asimiló rápidamente los pasos, casi superando al maestro. Ya bastante entrada la noche, la fiesta terminó, no sin darle la bienvenida a los últimos convencionistas en llegar, Camilo, Erika y Kelly. Aunque se creía que ya todas las actividades habían terminado, espontáneamente se armó una serenata para Juan Daniel por su cumpleaños, quien se asomó por la ventana para disfrutar de múltiples canciones de cumpleaños. Aunque se veía feliz, creo que por dentro estaría pensando… “Ojalá no me despierten al niño!!!!!”. Después de eso, ahora si todos a descansar.

Día 2

Como es costumbre en todas las convenciones, el nuevo día inició con el “Gallito despertador”, perdón, como el mismo se llamó a partir de ese día “el Gallo Abuelo”, que según contó la “señora gallina” (Lucia), estaba muy preocupado porque antes de viajar a la Convención no aparecía en casa su “plumaje”, es decir, su gorrito. Esa mañana, aunque un poco tarde a como había sido costumbre en otras convenciones, el gallo despertó a aquellos perezosos y cansados convencionistas que preferían seguir durmiendo unos minutos más. La cabaña de Josué y Lucía se convirtió en el punto de reunión en las mañanas para comentar, en medio de risas, los sucesos del día anterior. Aunque el hotel disponía de tinto a tempranas horas de la mañana, Josué y Lucía proporcionaron tinto, aromática, pan ocañero, naranjas y ciruelas a los madrugadores de la Convención. Allí, se daba el muy buenos días a todos los que en piyama o ya bañaditos aparecían poco a poco en busca de tinto o simplemente de detalles del día anterior: llegada, comida, partido, fiesta y a enterarse de la serenata dada a Juan Daniel, ya que muy pocos supieron de ella.

Para destacar en las mañanas, la caminata de Gerardo que desde a lo lejos veíamos yendo y viniendo para completar la distancia requerida para comenzar el día con energía. Igualmente, los kilómetros recorridos por Carlos Andrés caminando fuera del hotel para terminar con un baño en el río, donde el agua helada no le hizo ni cosquillas. Abrieron la “Guacamaya” y todos a desayunar. Luego, todos con camisa blanca nos fuimos a tomar las fotos oficiales de la Convención. Jaime como siempre muy profesional en la tarea de fotógrafo, al igual que John Alexander que en muy pocas tomas reemplazó al fotógrafo principal. Poco a poco fueron pasando cada una de las familias mostrando su mejor sonrisa para que esa foto quedara perfecta para la posteridad. Mientras cada una de las familias posaba para la foto oficial, una foto alterna fue tomando forma, iniciando con unos cuantos primos, para terminar con todos los primos de la convención. Finalmente, y después de acomodar a toda la familia, se realizó la foto general de la convención.

Luego nos fuimos para el salón de reuniones donde Diana dirigió la primera de las sesiones lúdicas, en las que nos convirtió en entrevistadores y entrevistados buscando números en la espalda de la familia para realizar una serie de preguntas fáciles y en algunas ocasiones difíciles de contestar. Una vez terminado el tiempo dedicado para eso, hicimos la retroalimentación de la actividad donde descubrimos cosas y sentimientos nuevos de nuestros familiares. Después de la actividad, fuimos a un refrigerio bastante particular, una mesa campesina en la que comimos cosas típicas de la región, habas, chicharrón de cuajada, maíz tostado, almojábanas, arepa boyacense, génovas y para tomar, una limonada de panela servida en totumas. El refrigerio fue servido por “campesinas” que muy amablemente nos invitaban a degustar las delicias de la tierra. Después de deleitarnos con esa mesa campesina, algunos convencionistas pasaron a la misa y otros a tomar un descanso, para luego reunirnos en la “Guacamaya” para almorzar.

En la tarde fue la oportunidad para mostrar las manualidades de la familia, siendo expositores: Beatriz, Silvia, Claudia, Elsa, Jimena y Matilde. Quizás el momento más divertido fue cuando Jaime dijo, refiriéndose a los esmaltes que estaba vendiendo Silvia, “llevo uno de cada color”, por lo que Silvia muy contenta por vender la totalidad de sus productos, le empacó todos los esmaltes que tenía, a lo que Jaime muy asustado le dice “nooo todos esos son rojos”, por lo que todas las primas Quiñónez y demás mujeres alrededor contestaron al unísono “todos son diferentes!!!”. Benjamín para liberar a Jaime de la situación, y entender que las mujeres notan la diferencia de tonos en los esmaltes que los hombres no, dijo con tono preocupado: “tío no discuta, huya”. Ya finalizando la tarde, los hombres se sentaron a compartir y eligieron a Gerardo como el presidente del “CMO”, “Club de Maridos Oprimidos”, pues “Nazigisela”, como la llamaron a partir de ese momento, lo tenía tan oprimido y es por eso que a partir de ahí cada vez que Gisela aparecía, se levantaban y muy firmes entonaban el Himno Nacional.

La actividad de la noche fue una fiesta en la cual hubo karaoke, baile y risas en las que se evidenció el talento de Gerardo, quien se lanzó primero al canto, Camila, Antonia, Elsa, Diana, de las chicas al cantar la Maldita Primavera, Elsa Liliana, Javier (después de pedirle permiso a Janeth por video llamada), de los hombres al cantar Mujeres Divinas, Juan José, Daniel Felipe, Erika y muchos más. Este día también finalizó con una serenata a diversas cabañas. La primera fue para Elsa, pues ella era el “pase” que necesitaban para que, según los serenateros, “Nazigisela” los dejará continuar. Como a Elsa estos planes la enloquecen, se levantó enseguida de la cama y se fue a continuar con serenatas en otros cuartos. Sin embargo, ante tanto ruido golpeando las puertas, “Nazigisela” salió y mando a acostar a los muy felices cantantes, dando por terminado el día.

Día 3

Ese día comenzó diferente, el “Gallo Abuelo” no cantó como de costumbre, cuando salimos a averiguar que sucedía, nos enteramos que estaba castigado por las serenatas de la noche anterior. El “Gallo Abuelo”, antes “Gallo Despertador”, ahora era el “Gallo Tapado”. Asombrados de lo sucedido, nos enterábamos de lo acontecido al final de la noche anterior. Porque, aunque todos queremos estar hasta el final, muy pocos lo logramos. A partir de ese día la “Guacamaya” era abierta por Carlitos gracias al “control remoto” que tenía en su bolsillo (ficticio por supuesto). Después del desayuno, nos dirigimos al salón de reuniones en el que la familia Quiñónez Pinto nos obsequiaron una alcancía con un plan de ahorro incorporado muy sencillo que ayudará a los convencionistas a conseguir lo necesario para costearse las futuras convenciones. Así mismo, Silvia nos dio unos obsequios en nombre de Elisabet. Enseguida continuamos con la actividad lúdica dirigida por Diana, en la que en grupos pequeños de a 4 comentamos experiencias que nos generaron temor o alegría para con ellas descubrir lo valientes, importantes, valerosos, positivos, pacientes, buenos amigos, etc. que somos cada uno de nosotros. Después del almuerzo tuvimos tiempo libre, el cual fue aprovechado por la mayoría para ir al río. Aunque no todos se bañaron en el rio, muchos estuvimos en la orilla para disfrutar del momento, el cual nos recordó cuando éramos pequeños y hacíamos paseos de olla en el río Manco.

Hacia el final de la tarde tuvimos una velada muy especial en la que Jaime y Juan Daniel nos mostraron nuestros antepasados pudiendo evidenciar que siempre habíamos dicho mal nuestros apellidos, siendo realmente Pinto Jiménez Amado Parra Grimaldos Torres Morales y Solís. Jaime y Juan Daniel lograron determinar esto gracias a una labor bastante compleja que llevan años realizando al escudriñar documentos antiguos que llegan hasta la época de la colonia. Adicionalmente, Jaime entregó por familia un árbol genealógico actualizado, siendo este la tercera versión, pues el primer árbol fue realizado por Elsa y fue entregado en la primera convención en Bucaramanga y el segundo fue realizado por Jaime y entregado en la convención familiar de la Mesa de Los Santos. Finalmente, la parte más emotiva y sentimental de la actividad fue cuando John Alexander presentó su trabajo titulado “Nuestras Raíces”, en el que Alcira, Beatriz, Fernando, Matilde, Jaime, Elvira, Elsa, Alfredo, Yolanda y Diana nos relataron historias, recuerdos y anécdotas de cuando eran niños y adolescentes juntos a los abuelos Juan y María, destacando sus valores como la disciplina y tenacidad del abuelo Juan y la amabilidad y ternura de la abuelita María.

En la noche fue el tan esperado bingo, perdón “PINTO”. Los cartones del “PINTO” fueron elaborados por Jaime con fotos de diferentes convenciones. Fue un poco complicado poner atención a cada uno de los números enunciados por Josué por las risas en la “mesa del desorden”, las de Javier, Benjamín, Eliana, Paola, Antonia y Camila, en la que los números cantados y traducidos perdían cierta exactitud, generando “risas sopladas” que llevaban a la perdida de los papelitos que tapaban el cartón. Varios “PINTO” se jugaron en los que Juan Daniel, Claudia, Camilo y Santiago, entre otros, fueron ganadores de grandes premios donados por la familia y fue Carlitos el feliz ganador del premio mayor. La noche terminó con reuniones en dos cabañas, unos fueron a la cabaña de Josué y Lucía y otros se fueron a la cabaña de Diana, en donde recordamos lo sucedido en el día y principalmente las anécdotas de los tíos que surgieron después de ver el vídeo realizado por John Alexander.

Día 4

Al igual que el día anterior, el “Gallo Abuelo” estaba castigado por lo que no hubo despertador; sin embargo, recorrió las cabañas y cuartos mostrando su castigo. La actividad de ese día fue en el “Rancho de los Leones”, muy cerca del hotel. Lo primero que hicimos fue una caminata ecológica bastante divertida pero complicada porque era a través de una montaña con espesa vegetación y un río. La camita fue dirigida por el “Sheriff”, propietario del rancho, e inició pasando alrededor de una montaña con muchas cabras. Todo bien hasta ese momento, pero poco a poco se fue complicando al atravesar el río y terrenos con lodo. Algunas chicas no quisieron mojar sus zapatos por lo que Camilo, como gran caballero, prestó sus servicios de pasador de río, aunque tuvo toda la intención, fue imposible para ellas cruzar sin mojarse, generando momentos bastantes divertidos al verlas montadas en la espalda de Camilo. El grupo líder de la caminata eran los primos más jóvenes: Santiago Torres, Daniel Felipe, Juan Sebastián y María Gabriela, quienes emocionados se abrían paso entre la vegetación. Siempre tuvimos la compañía de Sombra, un perrito del rancho que muy hábilmente avanzaba sin problemas hasta que tocó atravesar una reja de alambre de púas donde le fue imposible cruzar; sin embargo, hay héroes para todo, Carlos Andrés lo alzó sin ningún inconveniente y yo ayudó a atravesar el difícil camino.

La caminata duró aproximadamente dos horas, en el rancho nos esperaban los convencionistas que no pudieron ir a la caminata, ellos hablaron, jugaron parques y escucharon música. Cuando nos reunimos nuevamente, los caminantes contamos las aventuras y todos a quitarnos, a lavar los zapatos y a dejarlos cerca a la fogata. Mientras esperábamos el almuerzo, llegó un grupo musical que puso a bailar a más de uno. El que más disfrutó la música y no perdió canción fue Ishmael que junto a su pareja mostró grandes habilidades en el baile. El almuerzo causó sensación, aparecieron con una carretilla con ollitas llenas de frijoles, arroz, maduro, huevo y carne molida, es decir, un “Olla paisa”. Después de almorzar tuvimos una muestra de diferentes razas de caballos y para felicidad nuestra, nos permitieron montarlos. Antonia, Benjamín, Juan Sebastián, Claudia, Santiago T. y Camila mostraron sus habilidades con los equinos, pero quizás hubo tres presentaciones que causaron mayor asombro, las de Ishmael y Juan José, quienes siguieron al pie de la letra las instrucciones del Sheriff, convirtiéndose en el toque tierno de la presentación, y la de Lucía, quien como una “amazona” pudo, con ayuda especialmente de Efraín y “su hombro”, a subirse y bajarse del caballo sin ningún problema.

Posteriormente, pasamos a la arena y allí nos hicieron más demostraciones con los caballos y allí los jóvenes pudieron realizar más acrobacias en los caballos. Vimos un Camilo Andrés convertido en todo un “Hombre Malboro”, un Benjamín y Juan Daniel como unos jinetes   expertos, y otros primos montando a caballo de forma apropiada, pero nuevamente fue Lucía quien brindó el toque osado de la Convención al montarse en un caballo estando sentado para después ponerse de pie. Aunque todos estábamos nerviosos y preocupados por Lucía, ella como toda una amazona demostró que es tal vez la más valiente de la Convención al hacer eso. Quien tuvo un gran susto fue Santiago P. cuando el Sheriff le jugó una broma con unos policías que fueron a visitarlo al rancho y le pidieron el pasaporte, y el muy asustado dijo que no lo tenía consigo. Afortunadamente quienes estábamos cerca le dijimos que era una broma, pero creo que el pasó uno de los sustos más grande de su vida. Ya hacía el final de la tarde nos fuimos nuevamente para el hotel a descansar. En la noche hubo dos actividades paralelas; por un lado, la reunión del Comité Ejecutivo para evaluar, lo bueno, lo malo y por mejorar de la Convención, y por el otro, una fogata en el “patio trasero” de la cabaña de Josué, en la que Santiago T., Benjamín y Daniel Felipe trajeron la leña y Carlos la encendió. Alrededor del fuego cantaron y se dijeron historias de la familia y algunas de terror. Entrada la noche la gente se fue a dormir.

Día 5

El último día de la Convención inició con la reunión de cierre en la que se enunciaron los aspectos buenos, malos y por mejorar. En general, los convencionistas se sintieron muy a gusto del tiempo en familia y se resaltó, entre otras cosas, la integración que se logró en cada una de las actividades. Posterior a la reunión, salieron los primeros viajeros a su destino y así sucesivamente hasta que el último dejó el hotel. Fueron cuatro días de unión familiar y de una “aventura al corazón” que recordaremos por siempre.

ANEXOS

ASISTENTES 1. Alcira Pinto Jiménez 2. Jairo Quiñonez Martínez 3. Helda María Quiñónez Pinto 4. Sofía Quiñónez Pinto 5. Silvia Inés Quiñónez Pinto 6. Elisabet Rada Quiñónez Pinto 7. Beatriz Pinto Jiménez 8. Lucia Otero Pinto 9. Josué Gómez Pinto 10. Camilo Andrés Gómez Otero 11. Erika Esther Negrete González 12. José David Gómez Otero 13. Karla Jimena Sánchez Jaimes 14. Gisela Otero Pinto 15. Gerardo Estévez Montañez 16. Daniel Felipe Estévez Otero 17. Javier Otero Pinto 18. Fernando Pinto Jiménez 19. Inés Martínez Uribe 20. Jaime Pinto Jiménez 21. Juan Daniel Pinto Galvis 22. Ishmael Francisco Pinto 23. Santiago Pinto Galvis 24. Yolanda Gordillo Solano 25. Claudia Juliana Pinto Gordillo 26. Carlos Andrés Torres Castellanos 27. Santiago Torres Pinto 28. Diana Madrigal Henao 29. Isabella Pinto Madrigal 30. Jenny Juliana Manrique Pinto 31. Carlos Humberto Grisales Castro 32. Juan Camilo Grisales Manrique 33. Daniela Grisales Manrique 34. Juliana Grisales Manrique 35. Eliana Manrique Pinto 36. Camila Ardila Manrique 37. Ellys Paola Manrique Pinto 38. Antonia Téllez Manrique 39. Matilde Pinto Jiménez 40. Jhon Álvarez Martínez 41. Jhon Alexander Álvarez Pinto 42. Jheimy Franco Flórez 43. Elsa Pinto Jiménez 44. Elsa Liliana Gómez Pinto 45. María Gabriela Puentes Gómez 46. Juan José Puentes Gómez 47. James Grisales Castro 48. Claudia Mueces 49. Juan Sebastián Grisales Mueces 50. José Manuel Grisales Mueces 51. Efraín Rodríguez 52. Abigail Ovalle

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