
Todo comenzó en el cumpleaños número ochenta de Don Juan Pinto Amado, cuando se reunieron los Pinto Jiménez (sus hijos), atendiendo a esa convocatoria del onomástico, y acordaron hacer cada dos años un encuentro a manera de Convención Familiar, para durante esos cuatro días, estrechar los vínculos y nexos familiares, haciendo que los descendientes de ese mismo tronco común, se conozcan más, cambien impresiones, se diviertan, hagan planes, elaboren pronósticos y hasta si fuere el caso, lancen alguna propuesta empresarial.
Antes no se había hecho nada por este grupo familiar. Hoy podemos rendir un parte de victoria, pues son muchas las realidades que se aprecian allí donde todo estaba como en el primer dia de la creación.
La historia de cada una de las Convenciones es para nosotros un punto importante, ya que pretendemos conservarlas, mejorarlas, tecnificarlas y perfeccionarlas.
La primera se realizó en Bucaramanga; fue fruto de la improvisación, pero también de las ganas que teníamos de hacer cosas que trascendieran más adelante, que estructuraran implícitamente el esquema de las otras convenciones. Lo que ocurrió en Bucaramanga, abrió la puerta para lo que de ahí en adelante ha venido aconteciendo.
La segunda fue en Cali y regiones varias del Valle del Cauca, inolvidable convención con mucha calidez, con sentido de gran romanticismo y el desplazamiento a lugares sencillamente paradisiacos. El Paraíso, la Fábrica Grajales, los lugares lindos del Valle del Cauca; cómo olvidar un atardecer o un amanecer en Calima? Todo ha sido un sueño y un sueño familiar, además.
La tercera convención en Cartagena de Indias, otro paisaje, otras vivencias, otros hitos que conforman la fantasía de esos recuerdos “convencionales”. El mar, los sitios históricos, las Islas del Rosario, las calles del recinto amurallado más bello de América, declarado “Patrimonio de la Humanidad”.
La cuarta convención en “La Ceja” Antioquia, lugar idílico cercano a Medellín; otro trozo de belleza Nacional que nos deja impreso en el alma un recuerdo, y lo mejor, un recuerdo compartido en familia.
Boyacá fue escogida como la sede de la quinta convención. Varias razones influyeron para esta escogencia pues adicionalmente a la belleza de sus paisajes, su clima privilegiado y su cercanía con Bucaramanga y Bogotá, hay que recordar que esta fue la cuna de Don Juan Pinto, especifícamente un pequeño poblado llamado Belén de Cerinza.
Al acercarse la sexta convención, la familia reconoció la necesidad de disminuir drásticamente los costos de las convenciones, siendo esta una de las principales razones del por qué se escogió Curití como la sede de la sexta convención. Curití es un hermoso pueblo enclavado en las laderas del cañón del Chicamocha, en el departamento de Santander. Por su lejanía de los centros más populosos del país, se configuró como un lugar económico pero cómodo y muy adecuado para este tipo de reuniones familiares.
Siguiendo la tónica de hacer las convenciones en poblaciones en lugar de grandes ciudades, la séptima convención se llevó a cabo en Moniquirá. Este, un lindo pueblo de Boyacá ubicado precisamente en el límite con Santander, lo hace muy conveniente para este tipo de reuniones familiares. Esto sin contar con la muy famosa producción y venta de riquísimos bocadillos y otros productos derivados de la guayaba que endulzaron los paladares de niños, jóvenes y ancianos de la familia Pinto.
Para las siguientes dos convenciones se decidió un cambio total de dirección en la geografía de Colombia. Dijimos, vamos para un lugar al otro lado de Colombia que no conocemos bien. Así fué como se decidió que la octava convención se llevaría a cabo en la zona cafetera, específicamente en Armenia. La verdad es que esta convención fue tan bien organizada y exitosa y la disfrutamos tanto, que decidimos, y por qué no, vamos en la novena convención nuevamenta a la misma zona cafetera, pero esta vez la ciudad escogida fue Manizales, la capital del viejo Caldas.
En la preparación de la décima convención nuevamente el fantasma de la escasez de dinero flotaba en el ambiente. Por esto, nuevamente se decidió por un lugar cercano para disminuir costos de transporte, y de buena infraestructura hotelera a bajo precio. Esta vez le tocó el turno le tocó a San Gil, un pueblo a solo dos horas de Bucaramanga donde había no solo hermosos lugares y parques sino también una serie de lugares para deportes extremos que fueron la delicia de los convencionistas.
Pasto, en el departamento de Nariño, fue la sede escogida para la onceava convención. Los hermosísimos paisajes de la región, su exquisita comida incluyendo platos exóticos como el “cuy”, así como la relativa cercanía a la familia en Cali quienes eran responsables por esa organización, fueron los factores que influyeron en esa decisión.
Y al volver la organización de la convención a la ciudad primaria, Bucaramanga, la familia decidió que la Mesa de los Santos sería una sede perfecta. Esta hermosa región de Santander, de un clima privilegiado y linda vegetación hizo la delicia de los convencionistas quienes se hospedaron el Club Acuarela, hermoso lugar con un bello lago.
Y claro, no podía faltar una convención en las privilegiadas playas de Santa Marta, y es por eso que para la treceava convención la familia decidió esta hermosa ciudad como sede. Lo interesante fue que la organización de la convención fue tan buena que a pesar de las cercanas playas o los hermosos parques del area los convencionistas pasaron un buen tiempo de familia en el hotel escogido sintiéndose una gran unión y fraternidad.
Y como lo que es bueno repite, la catorceava convención fue de nuevo en Medellín, en un paradisiaco lugar cerca al aeropuerto internacional José María Córdova. Claro, no pudieron faltar los paseos a la ciudad, a conocer las estatuas de Botero, el jardín botánico y desde luego, un inolvidable almuerzo con bandeja paisa, el plato más representativo de la ciudad.
Después del gran esfuerzo del gobierno regional para mejorar la infraestructura turística de la ciudad con la construcción de la gran imagen de nuestro redentor en el cerro del Santísimo, la construcción del majestuoso puente de la 9a y otras lindas obras, se incentivó el turismo en Santander. De allí la decisión de empezar nuestra quinceava convención en nuestra ciudad, terminando con otras muchas actividades en las hermosas ciudades de San Gil y Barichara.
Siendo Bogotá el centro geográfico de nuestra dispersa familia, una convención en las cercanías de Bogotá sería muy conveniente no solo para los residentes de Bucaramanga y Cali sino también para las personas provenientes del exterios. Es así como se decidió llevar a cabo la decimo sexta convención en el departamento de Cundinamarca. Especificamente se eligió la zona de Sasaima. una hermosa población ubicada a dos horas hacia el noroeste de Bogotá. Su privilegiado clima y sus hermosos paisajes, fueron el perfecto fondo para esta inolvidable reunión.
Sin embargo, debido a las estrictas restricciones generadas por el COVID 19, hubo necesidad de postponer la Convención que estaba originalmente planeada para el 2021 hasta el 2023.
Y sí, después de un breve encuentro en la Mesa De los Santos durante el 2021, finalmente se llevó a cabo nuestra diez y sieteava convención en la hermosa capital del Valle del Cauca: Santiago de Cali. Los asistentes se dieron cita en el resort “El Eden”, un bonito hotel localizado en el piedemonte de la cordillera occidental, cerca de la hacienda de “Efrain y María”, a 5 minutos de Santa Helena, Valle y a 15 minutos del Cerrito, Valle.
La décimo octava convención se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá. Se decidió por esta ciudad después de muchas discusiones. Entre otras razones, por ser la capital de la república, por ser un punto fácil de acceso para las delegaciones que vienen de otros países, y por su infraestructura. La convención en esta ciudad fue todo un rotundo éxito y nos animó aun más a continuar con esta bonita tradición.
Y precisamente fue en la convención de Bogotá donde se decidió la sede para la próxima convención. Esta vez será en el hermoso departamento de Risaralda.
Los esperamos en la próxima convención!!!