Han sido 20 años . . .

Por Ivan Pinto

Y han sido 20 años . . . Noviembre 30, 1999, fecha tan lejana y tan cercana a la vez; y nuestra llegada a Salisbury Maryland. Un pueblito americano de unos veinte mil habitantes, netamente rural, donde por aquel entonces prevalecía la producción masiva de mazorca y en donde su principal fuente laboral era una planta procesadora de pollos. Allí, a Salisbury llegamos junto con Claudia, mi esposa y futura madre de mis dos hijos, Ben y Bella.

20 años . . . Llegamos llenos de ilusiones, metas, retos y con la certeza de que esto era lo que anhelábamos, lo que siempre habíamos soñado y por lo que tendríamos que luchar. Nuevo trabajo, nueva cultura, nuevo idioma y nuevas responsabilidades nos esperaban y se presentaban como grandes retos. Claudia y yo listos para crecer, trabajar y progresar juntos, en las buenas y en malas, pero siempre con Dios entre nosotros.

Llegamos en invierno, de hecho, hoy no contamos los veinte años, por años, sino por número de inviernos superados. No teníamos transporte, yo salía a trabajar muy temprano, a las seis de la mañana y llegaba a casa muy tarde, muchas veces por perder la noción del tiempo en el deseo de aprender un nuevo arte y otras veces por no tener quién me llevara a casa temprano. Claudia, siempre ahí, frente al cañón, apoyándome y haciendo su mayor esfuerzo, sin quejarse y llevando su soledad como su aporte para el inicio de este nuevo y duro proceso.

Después de una invernación obligada, literalmente llega la luz, un sol precioso, brillante, un cielo azul como esos que se ven en las postales americanas. Llegó la primavera, el clima cálido, el color verde profundo de los jardines opacados por el hielo, ese mismo hielo que se pegaba en el parabrisas de mi carro y y que diariamente me tomaba alrededor de veinte minutos removerlo a temperaturas congelantes.

Han pasado los años, ya, veintiún inviernos, veintiún coloridas primaveras, veinte calurosos y húmedos veranos y veinte majestuosos otoños. Cuanta historia vivida, cuanta historia que contar, cuantos éxitos y fracasos. Gracias a Dios y a la vida, más éxitos que fracasos, debo decir.

Mayo 8 del 2004, fui padre por primera vez, la felicidad en toda su plenitud, un orgullo inmensurable. Benny llegó como un tornado, todo giraba alrededor de él, yo ya no importaba, ahora estaba Benny. Claudia y yo intentado ser los mejores padres y gracias a Benny que, nos hizo, y sigue haciendo este “trabajo” muy fácil; enseñándonos todos los días; con ese amor puro y esa dulzura infinita de sus ojos, 

Ben, como él quiere ser llamado ahora por eso de la adolescencia, se ha convertido en un jovencito de oro puro. Excelente estudiante, maravilloso atleta, el mejor hijo, hermano y amigo. La disciplina es su característica principal; necio en el logro y claro en sus metas, dedicado a sus estudios, tomando clases de universidad y materias avanzadas en sus años de bachillerato. Ben balancea exitosamente sus estudios con su actividad física en el deporte de la natación en donde compite a nivel del Estado de Maryland, ocupando el quinto puesto en 200 mariposa, y efectuando carreras de largas distancias como 1650 metros y 1000 metros en estilo libre con tiempos estatales y regionales.

Dicho sea de paso, la natación se ha convertido en una cultura de vida para los Pinto Zarate. Soy oficial entrenador para USA swimming o Federación Americana de Natación. Pero eso es otra historia…

Nos quedó gustando eso de hacer hijos y comenzamos la búsqueda y la tarea ardua de la segunda concepción. Claudia quedó embarazada casi de inmediato, y escribo esto con mucho orgullo. Pasaron seis semanas y ella en su corazón de madre sabía que algo no estaba bien, llegamos a la semana ocho y por designios de la vida, perdimos a nuestro/a bebé. Asidos de la mano, acatamos la voluntad de Dios.

Siguiendo las indicaciones del médico, esperamos seis meses antes de querer intentar nuevamente. Ahora era diferente, teníamos mucho miedo de lo que podría pasar. Dicen que un Pinto nunca pierde, que un Pinto nunca se rinde y ahí estaba yo, listo pa’ lo que viniera. De nuevo, Claudia queda embarazada en un abrir y cerrar de ojos. Estábamos más alerta a cualquier síntoma, dolor y cambio. Perdimos a nuestro segundo bebe en la semana once. Este episodio fue un poco más traumático, Claudia terminó en la emergencia del hospital para estabilizarla y efectuar la evacuación del feto. Nuevamente Dios marcaba los caminos y nosotros otra vez aceptamos su voluntad.

Dicen que la tercera es la vencida y después de muchas visitas al doctor y un simple tratamiento basado en vitaminas, con mucho amor y un deseo infinito de que esta vez si saliera todo bien, concebimos a Isabella. Estos nueve meses se nos hicieron nueve siglos, mi corazón se arrugaba cada vez que Claudia se movía o subía escaleras o caminaba por largos períodos de tiempo. Me tenía que morder la lengua y no decir nada porque ella, brava santandereana, llevaba su embarazo normal y dejaba todo en manos de Dios. Mi admiración y mi amor profundo para Claudia, yo no podría haberlo manejado mejor. 

29 de octubre de 2008, llegó Bella. Si pensamos que Benny era un tornado, no sabíamos lo que nos esperaba con Bella. Bella, nuestra Bella. La princesa de la casa, el “colbón” que nos mantiene pegados, el centro de atención. La dulzura y ternura en una sola niña. El respeto a sus mayores, sus modales y cualidades infinitas. Isabella, talentosa cantante y artista en todas sus expresiones, le gusta el teatro, y las artes plásticas. Estudiante de grados sobresalientes y magnifica nadadora, que siguiendo los pasos de su hermano compitió a nivel estatal con 100 mariposa ocupando un noveno lugar en el estado de Maryland en su categoría.

Completamos nuestra familia, ahora éramos seis, ya que no podría dejar atrás a nuestros hijos peludos Lucky y Paco. Estos dos perritos, sin saberlo, fueron nuestro apoyo emocional, y gran parte de nuestro ajuste exitoso a estas tierras americanas se lo debemos a ellos.

Llegué a USA a trabajar como ingeniero mecánico de una empresa llamada Matech, donde diseñábamos y fabricábamos arsenal de guerra. Solo agradecimientos tengo para Matech por tantas oportunidades de crecimiento profesional, personal y financiero. Después de quince años de laborar para Matech tomamos la decisión de buscar otros rumbos. Estados Unidos, tierra de oportunidades, me ofreció una a la que no me pude negar, esta vez con el petróleo y ahora con el Instituto Americano del Petróleo API por sus siglas en inglés. Trabajar para API ha sido una gran experiencia, he viajado, conocido y experimentado otras culturas que jamás imagine conocer. Trabajo en pleno centro de la capital de los Estados Unidos, Washington DC, a pocas cuadras del Capitolio Nacional, lugar donde se toman las decisiones más importantes del país y del mundo. Washington DC, cuidad fascinante, bohemia, interesante, política y multicultural.

Salimos de Salisbury un 15 de agosto del 2014. Cruzamos el puente, literalmente. Salisbury está en medio de la península de Delmarva (Delaware, Maryland y Virginia). La península está compuesta por estos tres estados y separada del resto del país por la bahía de Chesapeake.  La península está conectada por un puente impresionante de cuatro millas, el famoso e imponente Bay Bridge.

El camión de mudanza cerró sus puertas con Lucky y Paco liderando y listos para la nueva aventura. Tantas memorias vividas en Salisbury, nuestro pecho lleno de emociones, un nuevo empezar y dejando atrás esta vez a nuestros amigos entrañables que nunca reemplazarían a nuestra familia de sangre pero que ocupan un lugar inmenso en nuestro corazón.

Llegamos a un pueblo a las afueras de Washington, treinta millas de distancia, a cuarenta minutos de mi lugar de trabajo. El pueblo se llama Chesapeake Beach. Pueblito pintoresco sobre la bahía de Chesapeake, patrimonio natural de Maryland.
Han pasado cinco años de despertar todos los días observando las maravillas de Dios reflejadas en las aguas azules y calmadas de la bahía de Chesapeake. Ahora con más amigos y nuevas memorias.

Han sido 20 años… veinte maravillosos años, o mejor veintiún maravillosos inviernos. Seguimos con mil ilusiones, metas por cumplir y con la misma certeza de aquel Noviembre 30, 1999.

Nuestro corazón dividido entre dos amores, Colombia y USA. Colombia, inolvidable, raíces, cultura, familia, padres, hermanos, sobrinos, primos, tíos y todo lo que significa el país que nos vio nacer y tanto nos ofreció. Estados Unidos, país de oportunidades, crecimiento, fortaleza, trabajo, hijos, amigos, cultura, progreso, felicidad y mucho frio. Somos bendecidos y nos sentimos inmensamente orgullosos de pertenecer a estas dos maravillosas culturas.

Los queremos y extrañamos,

Iván Pinto y Familia

13 respuestas a «Han sido 20 años . . .»

  1. Ivan y Claudia que linda historia y grandes experiencias. Felicitaciones por la familia tan linda que tienen y les deseo miles de oportunidades mas. Un abrazo.

  2. Que lindo que esta nueva generación esté haciendo historia de buen ejemplo, formando líderes, deportistas y parte de una familia y comunidad. FELICITACIONES A IVAN, CLAUDIA E HIJOS

  3. !PARECE QUE FUE AYER!
    Experiencias de vidas arriesgadas, conscientes, y con metas propuestas que han podido realizar con el correr del tiempo y llevadas a cabo con esfuerzo, seguridad, dedicación, trabajo, y constancia. Merecen estar donde están y con ese corazón como dice Iván aquí y allá porque en las dos partes hay historias vividas con amor. Felicitaciones a estos dos Santandereanos americanizados por ese ejemplo de emprendimiento constancia, valor y disciplina para las nuevas generaciones . !Adelante! y que sus vidas junto con la de esos retoños que están formando continué con mucho amor

  4. Iván te felicito primero no te conocía estas habilidades de escritor. Lindo conocer estas historias y los obstáculos que nadie conoce donde cada pareja Pinto ha salido adelante. Un abrazo que lindo ejemplo

  5. No, que historia mas hermosa. DONDE HAY amor y paz las cosas son mas llevaderas. Dios siga bendiciendolos y protegiendolos de todo mal, peligros y enfermedadesa. Los amamos muchiiiisimo y los extrañamos enormemente. Un besooooooote de su papiSergito y desde luego Yo.

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